Cómo conservar la trufa negra a la perfección

Tanto si hablamos de la trufa negra de invierno como de la trufa blanca de verano, que se recolecta entre mayo y julio, su conservación requiere un cuidado especial. Mantener intacta la frescura de este manjar delicado no es tarea sencilla. Aquí te voy a contar algunas formas eficaces para preservar trufas frescas sin comprometer su textura, sabor o los aromas tan volátiles que las caracterizan. Ya sea que planees disfrutar de ellas en los días próximos a su recolección o que quieras guardarlas durante varios meses, estas recomendaciones te serán muy útiles. Además, es fundamental considerar que cada método de conservación puede influir en la intensidad de su sabor y aroma, por lo que elegir la técnica adecuada también dependerá del uso que les quieras dar en la cocina.

¿Dónde comprar trufa negra?

Ir a buscar trufa no es fácil, sobre todo si no disponemos de los medios y conocimientos para encontrarlas. Por ese motivo, la gran mayoría de personas optan por comprarla y así disfrutar del manjar sin volverse loco buscando.

Actualmente Trufalia se presenta como la mejor opción para comprar trufa negra. La empresa cuenta con terrenos preparados para su extracción y muchos años de experiencia. Eso significa que adquirir la trufa a través de esa empresa siempre nos dará la seguridad de que la calidad será siempre muy buena. Recuerda, a la hora de comprar siempre hay que hacerlo a profesionales que garanticen que la calidad de la trufa es la mayor posible. 

Ten en cuenta la variedad de trufa al conservar 

La trufa es uno de los ingredientes más valorados y codiciados en la alta cocina, destacándose por su prestigio culinario único. Sin embargo, debido a su rareza y a la rapidez con la que se deteriora una vez cosechada, es crucial saber cómo conservarla para mantener intactas sus cualidades gustativas y aromas distintivos.

Los especialistas de Trufalia ofrecen algunos consejos para asegurar que disfrutes de la trufa en su mejor estado. El primer consejo es consumirla lo antes posible después de haberla adquirido. Existen muchas recetas deliciosas que pueden satisfacer tu paladar. Si no puedes usarla inmediatamente, ten en cuenta que puede mantenerse fresca en el frigorífico durante un máximo de 15 días. No obstante, este tiempo puede variar dependiendo de la variedad de la trufa; por ejemplo, la trufa negra tiende a deteriorarse más rápidamente en comparación con la trufa de verano.

Conservar la trufa fresca en un frasco o recipiente

No dejes las trufas al aire libre. Mejor colócalas en un recipiente hermético, preferiblemente de vidrio o cerámica en lugar de plástico, y asegúrate de cerrar bien la tapa antes de guardarlo en el frigorífico. Para mantener la humedad bajo control, puedes poner papel absorbente o un paño en el fondo del recipiente, o incluso una pequeña capa de arroz crudo que ayudará a absorber la humedad. Algunos expertos en trufas prefieren guardarlas en un arenero colocado en un lugar fresco. La temperatura ideal del frigorífico para conservar las trufas es cercana a los 4°C.

Otra opción interesante es colocar huevos en el mismo recipiente. La porosidad de la cáscara permitirá que los huevos adquieran el sabor de las trufas, lo que los hará perfectos para preparar una tortilla o un revuelto con un toque especial.

¿Se pueden congelar las trufas?

Para mantener las trufas frescas por más tiempo, puedes optar por congelarlas. Sea cual sea el método que elijas, es fundamental que las envuelvas en film transparente o papel de aluminio antes de colocarlas en un recipiente hermético. Asegúrate de que las trufas no estén húmedas antes de congelarlas, ya que esto ayudará a preservar su aroma.

Hay varios métodos efectivos para congelar trufas:

  • Congelación al vacío: Este método reduce la oxidación y la pérdida de agua, lo que ayuda a conservar mejor los aromas de las trufas.
  • Congelación en tarros: Envuelve cada trufa individualmente antes de meterlas en tarros de cristal. Este método puede mantener la trufa fresca durante unos 10 meses, preservando su sabor y aroma, aunque su textura puede volverse un poco más blanda.
  • Congelación en rodajas o tiras: También puedes congelar las trufas ya picadas. Esta opción es práctica para preparaciones futuras, como mezclarlas con huevos batidos para hacer una tortilla o añadirlas a la mantequilla para crear mantequilla de trufa.

No conserves las trufas en aceite

A diferencia de lo que a menudo se sugiere, no es recomendable conservar las trufas frescas en aceite. Aunque algunas fuentes aconsejan sumergir las trufas en una variedad de vinagres suaves, como vinagre de manzana, brandy o jerez seco, o en aceite de girasol para intentar preservar sus sabores, esta práctica no es la más adecuada. La realidad es que al hacerlo, las trufas tienden a perder rápidamente sus delicados aromas y su sabor se ve comprometido. Este proceso puede llevar a una desnaturalización del producto, afectando negativamente la calidad de la trufa.

Además, la conservación en alcohol tampoco es una opción ideal. Aunque podría parecer una técnica válida, el alcohol tiende a diluir los sabores sutiles de las trufas, que son muy delicados y apreciados por su complejidad. La exposición a estos líquidos puede modificar y debilitar las características distintivas de las trufas, lo que resulta en una experiencia gastronómica menos satisfactoria.

Para mantener la frescura y calidad de las trufas, lo más recomendable es almacenarlas en un lugar seco y fresco, preferiblemente en un recipiente hermético que proteja el producto de la humedad y el aire. De este modo, se conservan mejor sus propiedades organolépticas y se preserva la intensidad de sus aromas y sabores, lo que garantiza una experiencia culinaria óptima al momento de su consumo.

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